Esta zona declarada ZEC (Zona Especial de Conservación) de 10.699 hectáreas, compartidas con los municipios de Beariz, Forcarei, O Irixo y Silleda, comprenden en el municipio de Lalín parte de la parroquia de Vilatuxe y la totalidad de la de Zobra.
La Sierra de O Candán forma paisajes de media montaña con una especial orografía en la que podemos destacar picos como el monte Coco (969 m.), el Uceiro (1004 m.) o el alto de San Bieito, siendo este último el de mayor altitud, con 1015 metros.
En esta sierra nacen los ríos Lérez y Umia, en la vertiente oeste, y numerosos riachuelos que , hacia el este, vierten sus aguas en el curso alto del río Deza, formando hermosas cascadas. Este río, junto con el Arnego y el Ulla, define la idiosincrasia de la comarca de Deza.
Las características de la sierra favorecen la existencia de especies de flora y fauna de gran valor ecológico. En sus valles encajados crecen los bosques de mayor tamaño de la provincia de Pontevedra, formados por árboles autóctonos, robles, acebos, avellanos... Junto a ellos, especies de menor tamaño como el arándano o el rusco, así como diversas especies endémicas. En las laderas más altas, la vegetación es de monte bajo (urces, carquejas, tojos...) Cabe destacar, también, la existencia de zonas de turberas, en las que crecen plantas de alto valor botánico como la drosera o la árnica. Todo este conjunto ofrece una espectacular gama de colores que va variando durante el año.
Entre la fauna podemos destacar especies emblemáticas como el lobo, el gato bravo o el buhó real que cuentan en Galicia con muy pocas parejas. Los ornitólogos encuentran en la Sierra de O Candán una gran riqueza de aves, con la presencia del martín pescador, mirlo acuático, petirrojo, oriol, águila de Azara, abejero europeo, halcón pequeño, gavilán rastrero o el autillo europeo, entre otros muchos. Numerosos reptiles y anfibios como el lagarto verdinegro, la salamandra común o el sapillo pintojo ibérico, también están presentes en esta Sierra.
La orografía, de valles estrechos y hondos por los que discurren riachuelos atravesados por puentes de losa o madera, dificultó la agricultura. Por ello se desarrollaron varios oficios y actividades como los carboneros, tejedoras, el cultivo e hilado del lino o la apicultura. Como testimonio de la ancestral labor apícola, se conserva en la zona una de las mayores concentraciones de "albarizas" (colmenares) del noroeste ibérico, siendo la miel, hoy en día, uno de sus productos más reconocidos.
Posteriormente, la explotación de las minas de estaño hizo que, en su época, la localidad de A Trigueira fuera de las más prósperas del municipio, siendo de las primeras en tener luz eléctrica. Todavía hoy se conservan construcciones de aquellos tiempos, reconvertidas para aprovechamiento turísticos.