En esta iglesia podemos observar la evolución de un pequeño templo rural gallego.
A pesar de su actual apariencia moderna, conserva en sus muros vestigios de su origen prerrománico. En el siglo XII su estructura fue acomodada a la moda románica, conservando de este período varias metopas con rosetas y restos de canecillos. Estos canecillos fueron picados posiblemente en una nueva reforma de finales del siglo XVIII que eliminó el ábside y le dio más amplitud a la construcción. Posteriormente, debido a la caída de un rayo en 1880, fue necesario reformar la fachada principal. Alguna de la piezas románicas de la portada se llevaron al pazo de Liñares, con la intención de reutilizarlas en su capilla. En la entrada al salón noble de este mismo pazo se puede observar una pintura mural que probablemente muestra el aspecto de dicha portada antes de su destrucción.
Como curiosidad, en el año 2007, un rayo derrumbó de nuevo parte del campanario y el techo de la iglesia.